Telč se encuentra en el extremo sudoeste de la región de Moravia, a medio camino entre Praga y Viena. Según cuenta la leyenda, su fundación está unida a la victoria del príncipe Otta II sobre el príncipe checo Břetislav en el año 1099. Fue precisamente Otta quien mandó construir una capilla, que posteriormente se convertiría en iglesia y poblado y que en la actualidad conforma el Barrio viejo de la ciudad. La ciudad conoció su mayor apogeo bajo el mandato de Zachariáš de Hradec en la segunda mitad del siglo XVI. A finales del siglo XIX la ciudad cobró aún mayor importancia con la llegada del ferrocarril. Habida cuenta que tanto el centro histórico de la ciudad, rodeado de estanques y murallas, ha conservado durante todos estos siglos su particular fisionomía, la ciudad fue inscrita en el año 1992 en la Lista de la UNESCO. Gracias a su singularidad, miles de turistas de todo el mundo la visitan cada año.
La ciudad, construida a fines del siglo XIV sobre los cimientos que habían resistido un gran incendio. Una serie de las casas burguesas barrocas y renacentistas están hasta nuestros tiempos rodeadas por un sistema de estanques de defensa. El alcázar gótico fue a los fines del siglo XVI remodelado según el estilo renacentista.